26 de mayo de 2009

ATENAS CAMPEON DE LA LIGA NACIONAL DE BASQUET 2009

Con unos huevos tremendos y jugando el mejor partido de la serie ATENAS grito campeon por 9º vez en mar del plata

El frío marplatense de mayo es síntoma de que el otoño abre paso a la siguiente estación. Pero en Atenas no saben de temporadas. Será por eso que ayer, después de hibernar durante seis años a la espera de un clima mejor, puso fin a su largo invierno de resultados y floreció con su noveno título de Liga Nacional. Una vez más el festejo lo encontró en cancha ajena, lejos del grueso de su público y sin necesidad de reventar el Orfeo en un séptimo y decisivo juego. No hizo falta. El 91-83 con el que aplastó a Peñarol sentenció la finalísima. Todos eufóricos, incluidos aquellos dirigentes griegos que horas antes del juego, en el hotel 10 de Septiembre, hacían números de lo que podría recaudarse el miércoles, con un Orfeo completo en un séptimo partido.

Desde temprano, el búnker de los cordobeses presagiaba ese clima típico de cuando se juegan cosas importantes. El desfile de familiares, dirigentes y periodistas era constante. Y en el medio de todos, los jugadores, disimulando su ansiedad, pero no ocultando su optimismo. "No venimos a ver qué pasa, venimos a ganar", decía Federico Ferrini en el lobby del hotel, el mismo lugar en el que el miércoles de la semana anterior, después de la segunda derrota griega, Juan Manuel Locatelli había masticado su bronca por la caída y anticipaba: "Vamos a ganar la serie 4-2. No tengo dudas".

Nunca antes Atenas se había hecho esperar tanto por una conquista. Mal acostumbró a sus hinchas con recurrentes vueltas olímpicas, pero la serie se cortó en 2003, con aquella épica remontada encabezada por Oscar "el Huevo" Sánchez, cuando el equipo fue campeón tras haber ocupado los últimos puestos. Después la Liga Nacional fue una materia prohibida para los griegos. Apenas un par de pases a semifinales (en la 2003-04 y 2005-06) escaparon al ostracismo en que cayeron los de barrio General Bustos en las últimas seis temporadas. La Liga Sudamericana de 2004, obtenida en Uberlandia, fue un oasis en medio de tanta desolación.

Lo mejor de su historia. Atenas se reencontró anoche con lo mejor de su historia. La novena corona le llegó en el momento de celebrar, además, la finalización de su 25ª campaña de Liga, un logro que puede presumir en exclusividad. Por eso a la hora de festejar no le importó nada. Ni siquiera perder los pasajes de avión reservados para el regreso. La idea era celebrar sin horarios predeterminados y emprender el retorno por tierra, saludando pueblo por pueblo. Se lo había ganado en la cancha.

Pocas habían sido las series tan equilibradas como esta. Por eso el arranque del partido pareció de otra temporada. Anoche, en los primeros minutos Atenas fue el único equipo en cancha. Le salieron todas para empezar con marcador de paliza: 12-0 a los 3m35s y 19-4 a los 6m25s, una ventaja inédita para todos los partidos de la serie.

Kante ganó claramente en los dos tableros y los de Magnano hicieron daño al encarar el aro. Pero estaba visto que el carnaval no podía durar todo el juego. Peñarol se acomodó rápido cuando empezaron las rotaciones y el juego se pareció más al que se preveía. Rápidamente los marplatenses limaron ventajas cuando Atenas entró en el vértigo propuesto por su rival y se pusieron a un doble.

Pero después de ese pasaje, el partido volvió a ser de Atenas. Enderezó el rumbo con los ingresos de Cristian Romero y Bruno Lábaque y al final se fue al descanso con una luz de 11 puntos.

Si el inicio del juego había sido fantástico, no fue inferior el tercero. Con un fenomenal pasaje de Federico Ferrini (se guardó su mejor actuación para la final), bien acompañado por Laws, Atenas pareció quebrar el juego.

Peñarol tiró el resto en los 10 finales y acarició la hazaña cuando se puso a cinco, pero en la siguiente jugada Laws clavó un triple que valía más que tres puntos. Fue el que despertó el "dale campeón", el que le devolvió la gloria a Atenas.


LA PALABRA DE LEO GUTIERREZ


Leo Gutiérrez pretende culminar su carrera en los verdes. “Me quedan cuatro, cinco o seis años”, afirmó.

Leo Gutiérrez es el jugador más determinante de la Liga Nacional y por ende el más preciado en el mercado. Pero el olímpico cordobés declaró con claridad que quiere seguir vestido de verde. “Quiero quedarme a vivir en Atenas y en Córdoba. Quiero mucho esta camiseta”, le dijo Leo a LA MAÑANA tras alcanzar su sexto título de Liga.

“Me quedan cuatro, cinco o seis años de carrera y deseo que todos sean en este club que quiero mucho”, agregó Gutiérrez. “Estuve seis años en otros clubes esperando volver, no me voy a ir ahora”, añadió sobre una publicación que lo acercaba a Libertad de Sunchales.

En el largo regreso de Atenas a Córdoba, Leo se dio el gusto de pasar por la casa de su madre en Marcos Juárez. Le dio un fuerte abrazo y saludó a los amigos que se acercaron a saludarlo.

Gutiérrez además resaltó la capacidad de conducción del DT Rubén Magnano. “Rubén te da mucha experiencia, sacrificio y trabajo. Es uno de los mejores entrenadores del país, sino el mejor”, comentó.


LA PALABRA DE RUBEN

Por primera vez, Atenas dejó en manos de su entrenador el armado del equipo para disputar la Liga Nacional. Y Rubén Magnano cumplió, eligiendo a los mejores y ganando su cuarto título personal. “Este es uno de los triunfos más importantes de mi carrera”, sostuvo.

Hombre duro como pocos, Rubén Magnano no pudo evitar mostrarse muy emocionado cuando habló de la responsabilidad de poner de pie a Atenas: “Todo el peso de la temporada estaba sobre mis espaldas, por eso disfruto tanto este título, por el enorme grado de responsabilidad que tenía”, dijo el entrenador mientras las palabras se le entrecortaban por la emoción, pero tomó aire y siguió adelante.

“Al equipo lo elegí todo yo y salir campeón me genera un alto grado de satisfacción y también de alegría. Dirigí finales de Copas del Mundo y Juegos Olímpicos con ese equipo de superestrellas que fue la generación dorada de la Selección argentina, pero en cuanto a recuperar la credibilidad y la mística, éste es uno de los triunfos más importantes de mi carrera, sin dudas”, comentó el DT campeón olímpico en Atenas 2004 y subcampeón del Mundo en Indianápolis 2002.

Más tarde el entrenador se refirió al trabajo del plantel verde a lo largo de la campaña: “Conseguir la corona era nuestro sueño. La idea primaria, en aquel 28 de julio cuando iniciamos los entrenamientos, no era hablar de título, sino de disputar el título. Fuimos edificando el equipo con trabajo y en base al gran compromiso de cada uno de los jugadores. Logramos primero la Copa Argentina y más tarde luchamos para recuperar el ‘1’, y justamente en esos dos partidos de visitantes que ganamos (frente a Quilmes y Boca) le vi la estirpe de campeón al grupo”.

También el técnico se refirió a los cruces de playoffs que disputó el conjunto verde: “La durísima serie con Regatas de Corrientes marcó un quiebre. Después, aunque pareció fácil, con Sionista de Paraná fue muy complicado. Y la final con Peñarol fue muy disputada, tremenda. La fortuna nos hizo un guiño para ser campeones. Hay que destacar también la mentalidad y el compromiso del grupo desde el primer partido, ya que se entrenó y mucho para lograr el objetivo”.

- ¿A qué se refiere cuando habla del guiño que le hizo la fortuna?
- A los dos tiros libres de Sebastián Vega en el quinto juego, era una situación límite. Cuando Derrick Alston, de Boca, también falló dos libres importantes... tuvimos la fortuna del campeón, no la suerte.

- ¿Qué siente con este nuevo título?
- La sensación de ser campeón la vas disfrutando con el paso de los días cuando recordás todo lo que costó conseguir y todos los inconvenientes que sorteaste. Esta Liga no es sencilla, es larga, con muchos kilómetros; y ahí está el tema de la relación humana, la convivencia, por eso es que con los días se disfruta más.


El festejo

Cuando Atenas regresó al hotel desde la cancha con la novena corona puesta se vio a un Magnano distinto: muy relajado, disfrutando a pleno de la conquista con un gorro de arlequín y envuelto en una bandera.

“Me salió el hincha o el indio de adentro, la bandera la hicieron mis hijos y el gorro es de mi sobrino. Es una satisfacción muy grande que mis hijos estén con Atenas y principalmente apoyando a su padre”, explicó el entrenador más ganador de la Liga Nacional de básquetbol con cuatro conquistas. Detrás suyo quedaron Sergio Hernández, Julio Lamas y el cordobés Walter Garrone.

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